Las Islas Féroe son un archipiélago ubicado en el Atlántico Norte a medio camino entre Escocia e Islandia y que dependen administrativamente de la República de Dinamarca. Para llegar a estas islas deberemos tomar un vuelo interno europeo que nos dejará en el aeropuerto de Vágar, ciudad menor de la que parte un ferry hacia la capital Tórshavn.
Una vez en la ciudad debemos buscar alojamiento, el cual siempre conviene tener reservado cuando viajamos a destinos con tan poca oferta hotelera como éste. Desde Tórshavn parte el ferry que conecta a la mayoría de las islas y el cual nos llevará a través de paisajes dramáticamente conmovedores.
El mar golpeado por los fuertes vientos del polo norte se muestra salvaje y en las islas el legado vikingo nos deja ver parte de la historia de estos bravos surcadores de aguas. Algún museo también nos hará viajar en el tiempo y conocer más de la cultura y la mitología vikinga.
Los paisajes maravillosos de acantilados y montañas bruscas con valles verdes que las separan han sido desde siempre un deleite para grandes pintores y fotógrafos cuyas obras también vale la pena recorrer. Por esto, la visita a alguna galería de arte es un paseo que no parece tener pérdidas.
Las carreteras en las distintas islas nos llevarán a pequeños lagos y a costas ideales para los amantes de la pesca. Las Islas Feroe son conocidas también por la controversial caza de ballenas Piloto que se da a menudo cerca de la costa, pero ésta solo puede realizarse por habitantes de las islas y para satisfacer las necesidades de los mismos.
Las Islas Feroe son en su totalidad un frío paseo por los encantos de una naturaleza salvaje y siempre marcada por el mar, la pesca, los faros y los marinos que día a día se lanzan a dominar al estrepitoso Océano Atlántico del Norte.
Para los que les gusta la historia de Vikingos, es un lugar imperdible.
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