Lo que hace que el salar de Uyuni sea una maravilla es su tamaño y su color. Es blanco puro, gigantesco, un desierto de sal. El lugar perfecto para que conduzca un ciego, sin obstáculos en muchos, muchos kilómetros a la redonda. La superficie del salar es tan plana que, cuando llueve, el mundo se inunda con 2 centímetros de agua que transforman el paisaje en un espejo sin fin.
Fede Bongiorno
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